Entra y se sienta a mi lado.
Abre una revista de peinados para novias
(nunca tendrá clavículas para uno de esos vestidos).
Se detiene en los semirrecogidos,
unos moños bajos de trabajados tirabuzones y trenzas.
Llevaba siempre una trenza larga y pelirroja y le esperaba a la puerta del colegio.
No era como las otras madres,
tenía el pelo demasiado largo y la trenza a medio deshacer.
Dos años después aprovechó un descuido de sus padres y se disparó con un rifle de caza.
Decían que se estaba volviendo problemático.
Le gustan los tirabuzones y el palabra de honor.
Probablemente se esté dejando el pelo y las clavículas largas para la boda.