Tu madre ya no te dice que hagas la cama por las mañanas ni que dobles la ropa inmediatamente después de recoger la colada. Ahora te repite sin tregua que la vida es demasiado corta como para perderla planchando.
Elena García de Paredes
Tu madre ya no te dice que hagas la cama por las mañanas ni que dobles la ropa inmediatamente después de recoger la colada. Ahora te repite sin tregua que la vida es demasiado corta como para perderla planchando.