Unas sábanas blancas de buen algodón o lino, recién lavadas y planchadas a la perfección te parecen el súmmum del lujo y esplendor. Tanto, que hasta pagarías por ello.
Elena García de Paredes
Unas sábanas blancas de buen algodón o lino, recién lavadas y planchadas a la perfección te parecen el súmmum del lujo y esplendor. Tanto, que hasta pagarías por ello.