El poema no puede ser espejo.
Ahora que Narciso −matémosle−
ya sabe nadar.
Elena García de Paredes
El poema no puede ser espejo.
Ahora que Narciso −matémosle−
ya sabe nadar.
Para entender.
Para entender hay que nombrar.
Para nombrar.
Para nombrar hay que ordenar.
Para ordenar.
Para ordenar hay que ser caos.
Y abismo y terror.
Roca, sangre o nieve.
Y cualquier producto de la inutilidad de nuestro esfuerzo.